domingo, 15 de enero de 2012

BUSCANDO LAS LINDERAS DE UNOS CERROS

Buscando las linderas de unos cerros,
las luces fugitivas se me escapan.
Las casas me reflejan, mientras viajo,
ojos llenos de lágrimas de escarcha.

Los tejados me miran con jaramagos frágiles,
con pétalos que tiemblan al viento inmerso en hielo
sobre aleros que el tiempo desbarata.
Percibo con mi dial de sintonía fina
los terruños que quedan rezagados,
cautivos de vallados carceleros,
donde humea el vacuno con el heno
que le llega a los ojos,
que se clava en sus órbitas de hulla.

Un volcán duerme con el cráter ronco
de toser tanto durante otro siglo
y me da unos resuellos sulfurosos.
La carretera ofrece con su betún
un vómito abismal de longitudes.
Miro por el espejo
y avivo mi volcán con fuego de unas cuitas,
envueltas en el humo de un cigarro.

Mi espíritu se cubre con un rostro
que le presenta el monte de un encuentro.
Musito adiós con un suspiro suave,
dejo escapar un céfiro de aliento.

Antonio Macías Luna
Lautaro (Chile), 29 de marzo de 2005