sábado, 14 de enero de 2012

SAN PEDRO DE ALCÁNTARA

En una esquina, en Cáceres, de la Concatedral,
una escultura en pie muestra el cuerpo de un santo,
por los ojos dormidos por las voces de un canto
de ángeles, que se infiltra en su oído inmortal.

De perfil aguileño, su cuerpo colosal,
hierático, presenta un majestuoso manto
y una expresión que ostenta un conmovido llanto,
como si Dios le diera su aliento paternal.

Infundió el Hacedor fortaleza a este hombre,
cuyo afán era asir en su pecho una cruz
y del primer Apóstol honrar el beato nombre.

Que se haga el milagro; que sus ojos cerrados,
provistos de escondida y confortante luz,
abran los míos, ciegos y de Dios apartados.

               Antonio Macías Luna, 
               Cáceres (España), 2 noviembre 2001