lunes, 16 de enero de 2012

SEQUÍA

En el verdor del suelo se entrecruza
el ganado por cerros saltarines;
saltimbanquis de la obra del Creador
en el candente circo de la tierra.

No llueve, se mantiene el campo ronco;
idóneo para sueños de animales.
No llega el agua para las sedientas
vaquillas, espoletas para el hambre.

Se acumulan mugidos como llantos,
entre los que pezuñas aplastantes
se desplazan despacio, con temor;
con lentitud como si sumergiesen

tallos de hierba en el fatal calor
del infierno, sepulto en un paisaje
donde se curvan lomos sin pelaje,
para los que la lluvia es tentación.

            Antonio Macías Luna
            Lautaro (Chile), 5 de marzo de 2009